Natural, sostenible y saludable: así es el mercado al alza de la alimentación ecológica



Las etiquetas bio o eco están cada vez más presentes en un sinfín de productos y supermercados y conceden un plus en la percepción de calidad del consumidor. La sociedad actual, cada vez más comprometida con su modelo de alimentación y preocupada por la sostenibilidad medioambiental, ha puesto sobre la mesa el valor de los alimentos ecológicos, convirtiéndolos en uno de los protagonistas de la cocina contemporánea.   

Muchos de los alimentos que llevamos a casa y que estamos acostumbrados a ingerir, se hallan repletos de saborizantes, aditivos y aromas de origen químico que fidelizan al consumidor. Sin embargo,  alimentarnos con productos de origen natural sería más beneficioso para la salud y el bienestar humano. Por eso, la alimentación ecológica mejora las funciones fisiológicas y posee una acción preventiva que favorece la calidad de vida, pudiendo desarrollar un sistema inmunológico más fuerte y llegando incluso a prevenir enfermedades. Rubén Valls, propietario de Call Valls, una empresa de conservas vegetales bio, afirma que “la alimentación es la base de la salud y los productos fitosanitarios y químicos no son saludables y tampoco son sostenibles con el tiempo”.

La alimentación ecológica vive un momento excelente en cuanto a producción y cultivo y cobra relevancia en el intento de encontrar el equilibrio sostenible entre el deterioro del planeta por parte de los humanos y las alternativas respetuosas con nuestra salud. Los alimentos ecológicos tienen más sabor y son más aromáticos debido a su crecimiento natural, poseen mayor cantidad de nutrientes, vitaminas y minerales y están exentos de residuos químicos. 

Agricultura y ganadería ecológica

Así, la alimentación orgánica se divide en la agricultura ecológica y la ganadería ecológica. Por un lado, en la producción agrícola destaca  que las frutas y verduras están libres de  fertilizantes, abonos químicos, fungicidas, herbicidas, plaguicidas ni pesticidas de síntesis, además de tener un mayor valor nutritivo y reducir la acumulación de tóxicos en nuestro cuerpo.  Grazia Medina, maestra de la almazara de un olivar familiar llamado Molino del Aire, cuenta que en las zonas del Olivar se hace por tradición un cultivo convencional  muy agresivo con el medio ambiente creando entre árbol y árbol un desierto. “La tierra no tiene vida, y por eso tratamos de devolver la biodiversidad al olivar”, afirma. 

Por otro lado, en la ganadería ecológica se tiene en cuenta el bienestar del animal asegurando la comodidad de sus instalaciones, eliminando las hormigas de engordamiento, permitiéndoles el acceso a pastos más sanos y evitando la alimentación y medicación de animales con sustancias químicas que podrían acabar en nuestro torrente sanguíneo. De este modo, se obtienen carnes de mayor calidad y más nutritivas. Según Patricia González Alonso, cofundadora de Don Alejandro Eco- Granja, una granja de pollos ecológicos, las principales diferencias con las granjas de pollos convencionales son el cuidado del bienestar animal  y los menores índices de contaminación al no tratarse de grandes explotaciones.

Importancia económica del fenómeno bio 

En cuanto a la importancia económica, consumidores de alimentos ecológicos y expertos/as coinciden en señalar que alimentarse con productos ecológicos y de proximidad es apoyar la economía local y su entorno sostenible. Pero uno de los problemas económicos que acompaña a la alimentación ecológica es el elevado precio en muchos de estos productos. Esto se debe, según Rubén Valls, a los costes medioambientales. Si se contaran conjuntamente todos los costes, producir ecológico y alimentarse de forma ecológica sería mucho más barato que hacerlo con el sistema convencional, “El  problema del precio es que el convencional está demasiado barato, que no es real”. Rocío, dueña de la marca Silly Billy, afirma también que el sobrecoste siempre cuesta sacarlo del bolsillo, “nosotros estamos intentando averiguar cómo podemos bajar el PvP recomendado para bajar el coste de cara al consumidor”. Por último, Sergio Manzano Ávila, empleado en “Comounamanzana, artesanía y fruta”, cuenta que los costes de sus productos corresponden al valor real de estos, es decir, a lo que cuesta elaborarlos. 

 Un público comprometido con el medioambiente 

El público al que se dirige este sector de la alimentación ecológica, se constituye generalmente de un sector muy amplio y de cualquier edad, interesados en el consumo responsable y respetuoso con el medioambiente. Según Rubén Valls, la franja de edad media del público que consume este tipo de productos, suele comprender entre los 30 y los 50 años y sobre todo , parejas con hijos, “porque normalmente cuando una persona tiene hijos es cuando más se preocupa de qué lo que le voy a dar sea saludable”. 

                                      

La comunicación como factor clave 

El crecimiento del mercado ecológico en España es desde hace ya unos años más que evidente. La feria de referencia del sector en nuestro país, Biocultura, no deja de crecer cada año y las líneas “verdes” en las grandes superficies, especialmente de alimentación, no paran de crecer. Y en este contexto de crecimiento, la comunicación y sus estrategias con el público han sido y son un factor clave para dar a conocer la importancia de este sector. 

Ferias como la ya mencionada Biocultura, celebrada los pasados 11, 12, 13 y 14 de noviembre en Ifema en Madrid y a la cual han asistido más de 34.500 personas, son para empresarios como Rubén Valls la mejor forma de darse a conocer. “La forma de darnos a conocer es yendo a ferias, de boca en boca y yendo directamente a las tiendas”. Sin embargo, para Rocío, cofundadora de la marca Silly Billy, una marca de snacks bio, las redes sociales son imprescindibles a la hora de llegar a más gente: “Al ser una marca pequeña, trabajamos sobre todo lo que son redes sociales, Instagram y Facebook, principalmente, y también trabajamos algo de compra de medios, tanto en Google como en Amazon, donde también estamos presentes”.

Con la democratización y el consumo más generalizado de productos bio, la publicidad de este sector ha ido también abriéndose hueco en los canales más generalistas y masivos de comunicación tales como la televisión, la radio o Internet. Aroa Vallo, fundadora de TVBio, un canal digital especializado en información sobre alimentación, salud y cosmética bio, sostiene que “como en cualquier otro medio, nuestra forma de financiación es a través de la publicidad”. 

En definitiva, hablar de alimentación ecológica es hablar de salud, de biodiversidad, de compromiso medioambiental y para algunos productores, es hablar también de comunidad.   Grazia Medina habla de la importancia de establecer lazos entre el productor y el consumidor como uno de los elementos clave de su proyecto.   Apadrina un Árbol es el nombre de una de las campañas que Molino del Aire  ha creado con el fin de establecer lazos directos entre ambos. “A cambio del apadrinamiento, ellos bautizan el árbol y nosotros le damos lo que produce de media un olivo centenario de nuestro olivar”. 


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